
¿Cuál es el peligro más fuerte que amenaza la iglesia evangélica en la actualidad? Por supuesto hay una variedad de peligros, no obstante, el peligro más amenazante no es algo que viene de afuera, sino es algo interno. Siempre esperamos persecuciones, rechazo, y oposición que vienen desde afuera, eso es normal y como la historia eclesiástica demuestra, esos peligros no destruyen la iglesia, sino la hacen más fuerte. Pero lo que puede destruir una iglesia es algo interno, especialmente algo que se llama el cristianismo cultural.
¿Qué es el cristianismo cultural? El cristianismo cultural es cuando una persona parece en todo sentido a un cristiano porque sigue los hábitos, practica los ritos, se involucra en los eventos, usa el lenguaje y bueno, todo parece cristiano, pero desde afuera. Algo falta en la esencia de la persona. Puede repetir los credos y cantar las canciones y hasta recitar los textos bíblicos, pero algo no está bien en el fondo de su vida. El cristianismo cultural es como nuestra cultura, algo que siempre es parte de nosotros porque es donde vivimos y como hablamos y parte de nuestra herencia y cosas por el estilo, pero NO necesariamente impacta el centro de control de nuestras vidas. Es parte del ambiente, parte de las tradiciones, pero quizás no toque el corazón. Lo engañoso del cristianismo cultural es que desde afuera todo parece bien – tengo amigos cristianos, hago cosas cristianas, evito muchos vicios no cristianos – pero cuando se saca la cáscara y la máscara se encuentra que hay un vacío enorme. Eso es el cristianismo cultural, cuando alguien se identifica a sí mismo como cristiano, pero la verdad es otra, su cristianismo es algo tan superficial que no toca y no transforma la esencia de la persona. Esto es el peligro más fuerte para la iglesia evangélica en la actualidad.
La Biblia demuestra la realidad de esta falencia algunos 450 años antes de Cristo en el libro de Malaquías. Es cierto que siendo antes de Cristo no se puede hablar propiamente de un cristianismo cultural, no obstante, se puede hablar de una religiosidad cultural que se asemeja a un cristianismo cultural.
El ministerio de Malaquías se desarrolló en una época cuando no pasaba mucho en la historia de los judíos.Los exiliados ya regresaron a Jerusalén, el templo ya fue reconstruido, y se terminó la muralla alrededor de la ciudad. Por lo general, la vida estaba volviendo a su normalidad y la gente estaba esperando el cumplimiento de las próximas promesas de Dios. Pero como suele pasar cuando hay paz y tranquilidad la gente había perdido un contacto real con el Dios viviente. Malaquías llega justo durante ese tiempo de religiosidad cultural e intenta avivar a la gente. En Malaquías 1:6-14 hay una confrontación entre Dios e Israel sobre la religiosidad cultural.
El Problema principal: falta de respeto para Dios
Dios empieza a presentar su caso en contra de Israel en el versículo 6 apelando a una creencia universal, El hijo honra al padre y el siervo a su señor. Esta era una verdad reconocida y aceptada por todos. Pero justo en base a esa verdad universal, Dios lanza su primera acusación, Si, pues, yo soy padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? La queja de Dios es transparente, Él es el padre y señor de Israel, pero los líderes espirituales de la nación, en vez de honrarlo y temerlo, lo habían menospreciado. Dios responde amontonando la evidencia para mostrar que la fe de los sacerdotes y de todos, era una fe netamente cultural.
¿Cómo mostraron esa falta de respeto para Dios?
La acusación principal se encuentra en el versículo 7, En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Los sacerdotes tenían como su responsabilidad principal ofrecer diariamente sacrificios a Dios por todo el pueblo de Israel. No obstante, en vez de ofrecer algo que agradaba a Dios ellos lo menospreciaban por medio de sus sacrificios totalmente no aceptables. Más concretamente se ve ese pecado en esta manera:
1. Ofrecieron sacrificios prohibidos por la ley
En verso 8 Dios sigue su acusación, Cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿acaso no es malo? Asimismo, cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿acaso no es malo? ¿Ves cómo menospreciaron a Dios? Violaban su ley descaradamente. Por ejemplo, Deuteronomio 15:21 instaba, Pero si tiene algún defecto, si es ciego, o cojo, o tiene cualquier otra falta, no lo sacrificarás a Jehová, tu Dios. Los sacerdotes sabían eso, no obstante, seguían ofreciendo sacrificios profanos, sacrificios no aceptables.
2. Ofrecieron a Dios lo que no tenía nada de valor para ellos
Imagínense la situación: Un día el sacerdote está caminando afuera y se acuerda que tiene que ofrecer un sacrificio: “Oye, ¿Qué hago? Tengo que ofrecer algo al Señor.”Entonces pregunta al pastor de ovejas, “¿Hay algo aquí que puedo ofrecer?”
El pastor contesta, “Bueno, hay algunos enfermitos que no valen mucho, ¿Por qué no ofreces uno de ellos? ¿Quién va a querer comprarlo en el mercado? Realmente no nos sirven para vender, ni para esquilar, entonces ¿Por qué no lo sacrificas al Señor, si no tiene otro uso?”
Pero ¿Qué dice acerca de Dios tal actitud? Cuándo se ofrece a Dios como adoración algo que para nosotros ni tiene valor, ¿Qué estamos diciendo de su dignidad, de su importancia? La respuesta de Dios es fuerte ante ese insulto, Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso le serás grato o te acogerá benévolo?, dice Jehová de los ejércitos. En otras palabras, ¿Por qué no ofreces ese sacrificio inútil al gobernador? ¿Por qué no pagas tus impuestos con esas ofrendas? Nunca harías eso porque tú sabes que el gobierno caería sobre ti en un dos por tres. ¡Qué tal falta de respeto de Dios!Por ende, Dios está totalmente decepcionado que la gente respeta más a sus gobernadores que a Él y que ellos están dispuestos darle a Él una ofrenda profana y todo el tiempo esperan que Dios esté feliz con ellos.
Tan ofendido es Dios por tales actitudes que Él prefiere cerrar la iglesia que tener que soportar tal clase de “adoración.” En verdad no es adoración sino burla.Y ¿Qué opina Dios de tal ofrenda? Dios se pone radical y dice, ¿Quién hay entre vosotros que cierre las puertas o alumbre de balde mi altar? Yo no me complazco en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. Dios expresa con tristeza que prefiere no tener ninguna ofrenda en vez de soportar esas ofrendas sin corazón, sin valor, sin ganas, las ofrendas que se da solamente para mantener su religiosidad.
Pero ¿Por qué todo esto le duele tanto a Dios? El verso 11 aclara la raíz del problema, Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia. Grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. Dios está ofendido porque tales sacrificios, los sin valor, los que no son sinceros, dicen algo de cómo ellos valoraban a Dios. Dios merece mejor justamente por quien Él es. Él es Dios, no es un mero gobernador humano. La religiosidad cultural lo trata como si Él no valiera nada.
3. Cumplieron con el rito, pero sin el corazón
Las acusaciones de Dios llegan a su clímax en el versículo 13, Además, habéis dicho: “¡Qué fastidio es esto!” La adoración llegó a ser una carga para ellos. ¡Qué fastidio es tener que sacrificar un animal a cada rato! ¡Qué fastidio es tener que cumplir todo lo que pides! Las responsabilidades de la obediencia llegaron a ser una carga, una rutina, una molestia para ellos. Entonces ellos seguían cumpliendo, pero sin corazón, sin emoción, sin ganas. Y pensaban que Dios no iba a darse cuenta. Cumplir es todo lo que Dios desea, pensaban.
¿Qué opina Dios de una adoración superficial, una adoración de forma, pero sin corazón? El verso 14 contesta, Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño promete y sacrifica a Jehová lo dañado. ¿Por qué responde Dios con tanta ira? Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones. Dios pronuncia una maldición sobre esos “religiosos culturales” porque, a pesar de que Él es el gran Rey sobre todo el universo ellos lo trataron como si Él fuera alguien común y corriente.
El cristianismo cultural hoy
Todo esto, las acciones y actitudes de los sacerdotes, sus ofrendas y sus quejas, todo ilustra perfectamente cómo es el cristianismo cultural. Cuando nosotros cumplimos las responsabilidades y expectativas para un cristiano, pero lo hacemos de boca y no de corazón es un cristianismo cultural. Cuando en la iglesia levantamos las manos en adoración e inclinamos el rostro para orar, escuchamos con respeto a la prédica y dejamos nuestra ofrenda en la canasta, pero en el trabajo o en la calle o en la casa todo es diferente, nuestro lenguaje cambia y nuestra conducta también, cuando nuestra fe es escondida es un cristianismo cultural.
El peligro del cristianismo cultural no se ve necesariamente a través de los pecados grandes que se comete en la calle, sino a través de los pecados religiosos que se comete en la iglesia. Se ve el cristianismo cultural a través de lo que se hace en el nombre de Dios, cuando ofrecemos una adoración a medias, cuando nuestra fe es superficial, cuando en los cultos cantamos y escuchamos en cuerpo, pero en mente estamos en el estadio o la playa.
Quizás tú preguntas, ¿Por qué es tan malo el cristianismo cultural? ¿Por qué Dios dice que no va a aceptar nuestras ofrendas cuando las damos sin ganas o con mediocridad? Es porque el problema principal del cristianismo cultural es que deshonra a Dios, es una falta de respeto hacia Él. ¿No te das cuenta que la calidad de nuestra ofrenda a Dios muestra el valor que Él tiene en nuestras vidas? Cuando nosotros le damos a Él las sobras de nuestro corazón, cuando le adoramos con la boca no más, cuando nuestra vida es más entregada a otras cosas que a Él, es un insulto. El cristianismo cultural desprecia su nombre, minimiza su importancia, y reduce su rol en nuestras vidas. El cristianismo cultural reduce a Dios al nivel de los demás, le deshonra y por eso es algo muy peligroso.
Ahora, ¿Qué hago si reconozco que soy un cristiano cultural no más? Eso tendremos que ver en otro blog.