¿De verdad, quieres ser como Cristo?

blog-img

11, July, 2020Posted by :KP

Hay una variedad de coros cristianos cuyas letras incluyen la idea de que “yo quiero ser más como tu señor” o “moldéame a tu imagen, Señor.”  Acabo de escuchar a otro coro que decía “Padre te pido ser como Cristo.” Entiendo el sentir de estos coros y me parece muy noble este deseo, no obstante, me lleva a preguntar, ¿Realmente quieres ser como Cristo? ¿Entiendes de verdad lo que estás pidiendo? O ¿es que tienes una idea muy romántica de lo que significa conformarse a la imagen de Cristo? 

Para muchos, ser como Cristo significa meramente un cambio de ética o de actitudes, o de algunas conductas.  Aunque es cierto que una transformación de esta naturaleza incluye cambios de ética, actitudes, y conductas, les aseguro que ser transformado a la imagen de Cristo es algo mucho más allá. De hecho, Pablo nos sorprende cuando él describe el verdadero enfoque de ese cambio. 

El texto clave se encuentra en Filipenses 3:10 donde Pablo revela cuál era su deseo principal en la vida, a saber, “conocerlo a Cristo”.  O sea, el anhelo más profundo que cautivaba toda la existencia del gran apóstol era un conocimiento profundo de Jesús.  Pero ¿Qué quiere decir conocer a Cristo en el sentido que Pablo deseaba?  Pablo define esa idea de “conocer a Cristo” con dos aspectos primordiales: primero, conocer el poder de su resurrección.  En otras palabras, para conocer a Cristo uno necesita entender y experimentar el poder de Dios desplegado especialmente en la resurrección de Cristo.  Ese poder no se refiere a la capacidad de hacer milagros o lograr cosas sobrenaturales, ni cosas por el estilo.  Más bien es la capacidad de vivir una nueva vida, una vida que refleja el siglo venidero aun en medio del presente siglo (Romanos 6:4; 2 Corintios 13:4).

El segundo aspecto de conocer a Cristo según Pablo es participar en los sufrimientos de Cristo.  ¿Qué cosa?  ¿Está diciendo Pablo que para realmente conocer a Cristo de una manera experiencial e íntima yo tengo que participar activamente en sus sufrimientos? ¡Exacto!  Todos aquellos que desean evitar todo tipo de sufrimiento están diciendo, no quiero conocerlo tan profundamente.  Parte de conocerlo es entrar en sus sufrimientos.

Pero es aquí que Pablo hace algo increíble.  Él da una aclaración, una explicación concreta de que significa participar en los sufrimientos de Cristo, a saber, llegar a ser semejante a él en su muerte.  O sea, Pablo está diciendo que conocer a Cristo debe resultar en una conformidad a ¿qué?  ¿A su vida?  ¡A su muerte!  Un conocimiento muy profundo, muy personal y totalmente real de Cristo significa llegar a ser como Cristo fue en su muerte. 

¿Todavía quieres ser como Cristo? Cuando hablamos del poder de su resurrección todos dicen, ¡amen! Pero, cuando empezamos a hablar de los sufrimientos, no es tan llamativo, ¿no es cierto? Y peor cuando hablamos de llegar a ser semejante a Cristo en su muerte. 

 ¿Cómo era Cristo en su muerte? Mira la cruz, hermano, y dime lo que ves allí.  ¿Ves a un hombre de Dios rico e influyente, un hombre respetado y honorado, un hombre aplaudido y bien recompensado?  ¡Para nada!  Más bien ves a un hombre menospreciado, rechazado, manchado de sangre, sudor, y la saliva de los burladores.  ¿Todavía quieres ser como Cristo?

El texto que mejor expresa como era Cristo en su muerte es Filipenses 2:6-8.  En este texto Pablo explica tres acciones de Cristo que demuestran lo que significa llegar a ser semejante a él en su muerte. 

  1.  Cristo no pensaba que ser igual a Dios era algo que él podría aprovechar para su propia ventaja.

En el verso 6 Pablo escribe de Jesús, Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. Cristo no utilizó, ni abusó de su estatus privilegiado para su propio provecho; más bien él renunció sus derechos, todos sus derechos – hasta el derecho de ser respetado, comprendido, honrado.  En lugar de sus derechos Cristo tomó el camino duro de una obediencia abnegada a la voluntad de Dios que finalmente le llevó a una humillación extrema y un sufrimiento horrible.  Pero, que también le llevó a un cumplimiento de su misión. Fue esa estimación de no utilizar su posición de privilegio para su propio provecho – para su propia comodidad o su propia ventaja – que demuestra más claramente la actitud de Cristo en su muerte.  La misión era más importante que sus derechos, obediencia más deseada que comodidad. 

Esa era la misma actitud cruciforme a la que Pablo quería que su vida fuera formada.  Pablo sabía que si su vida iba a ser conformada a la de Cristo en su muerte él tampoco podía dejar que su estatus privilegiado en el judaísmo, o los logros espirituales que habían experimentado, o sus derechos como apóstol sean determinantes para su nueva vida.  Tampoco podía dejar que todo eso sea un motivo de jactancia para el futuro.  Por lo tanto, él escribe en Filipenses 3:7-8, “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” 

Ser conformado a la muerte de Cristo significa no aprovechar de un lugar de privilegio, no demandar mis derechos, no demandar que me reconozcan, que me den un trato especial o preferencial. Y puede significar una humillación y sufrimiento como Cristo experimentó.  ¿Todavía quieres ser como Cristo?

2.  Jesús se despojó a sí mismo.

En el verso 7 Pablo escribe, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres.  Esta frase es vinculada íntimamente con la primera y sirve como una ilustración activa de ella.  Totalmente el opuesto de aprovechar de su lugar de privilegio, Cristo renunció ese lugar de honor.  Él se hizo una persona “sin reputación”.  Ahora, cuando Pablo dice que Cristo “se despojó a sí mismo” no se refiere a que Cristo dejó de ser igual a Dios o que él dejó de tener ciertos atributos divinos o cosas por el estilo.  Él era cien por ciento Dios antes, durante, y después.  La idea, más bien, es que su acto de “despojarse” fue una consecuencia de lo que él tomó más que lo que él dejó.  Él tomó “la forma de un siervo” y él fue hecho en la semejanza de un hombre.  Ese acto de tomar la humanidad cuando Él era Dios, eso era el acto supremo de despojo personal.  Su situación en la vida cambió radicalmente por la decisión que él tomó.  Para cumplir la misión que su Padre le había encargado, Cristo voluntariamente y de buena gana asumió un lugar más bajo, un lugar más humilde, un lugar que significaba servir con todo su ser a la humanidad pecaminosa y a fin de cuentas sacrificar su propia vida por los demás.  Eso era su despojo total.

Pablo sabía que si él iba a reflejar este mismo “despojarse de uno mismo” él también tenía que renunciar su anterior convicción, Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más” y tenía que hacerse sin reputación.  Eso es lo que significa conformarse a la muerte de Cristo.  ¿Todavía quieres ser como él?

3.  Jesús se humilló llegando a ser obediente hasta la muerte

En el verso 8 Pablo dice, Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.  Aquí vemos el paralelo más directo con la frase de Pablo “conformado a su muerte”.  Este himno revela la humillación de Cristo que le llevó desde la gloria de ser igual a Dios hasta bajarse totalmente hasta llegar a ser un siervo humilde, y luego aún más, hasta una abnegación plena y sin cuestionamiento que terminó en la obediencia radical de la crucifixión.  Fue aquí en ese lugar de humillación completa, ese lugar de menosprecio y maltrato donde Cristo mismo tomó la forma cruciforme.  Ese acto de humildad tan profundo donde el Hijo de Dios, Él que estaba igual a Dios, se murió en un estado de vergüenza pública apunta el corazón de “ser conformado a su muerte”.   Cristo realizó ese acto de humillación como una demostración de una obediencia sin límites y un compromiso de cumplir su misión.

Fue esa actitud que Pablo anhelaba también.  Fue esa disponibilidad de considerar toda su ganancia como pérdida, de completamente vaciarse de todas las demás fuentes de confianza, y pararse en una debilidad y vulnerabilidad absoluta dependiendo solamente de Él que le había enviado, entregado sin reservas al propósito divino y al llamado divino que Pablo quería experimentar.  Lo había visto en Cristo y Pablo deseaba tener la misma actitud y tomar la misma forma en su vida.  Y Pablo dice a todos nosotros que es esa forma cruciforme, ese conformarse a la imagen de su muerte que es necesario si vamos a realmente conocerlo íntimamente.

¿Todavía quieres ser como Cristo?  Entonces tenemos que entender que la plenitud de lo que significa conformarse a su imagen incluye ese lado de llegar a ser semejante a Cristo en su muerte.  Es solamente cuando nuestras vidas toman la forma de la cruz que podemos decir, lo conozco de verdad y mi vida es un reflejo de su imagen.  Por su gracia podemos conocerlo así y podemos llegar a ser semejante a él, tanto en su poder, como en su humillación.  Si, quiero ser como Cristo, aun como él en su muerte, aunque sé que me va a costar caro.  No hay otra forma.