¡Cuidado! Riesgos Laborales adelante

Cada puesto de trabajo tiene ciertos riesgos comunes que se tiene que enfrentar.  Es igual cuando se trata del liderazgo ministerial.  Hay ciertos riesgos que vienen como algo normal cuando uno se involucra en esta tarea importante.  En este breve blog deseo mencionar cinco de los peligros latentes en la actualidad para los lideres en el ámbito cristiano.  No son todos los peligros, ni quizás los peligros que tú hayas enfrentado, no obstante, son peligros comunes contra los cuales muchos cristianos han chocado.

Peligro # 1 – Una actitud de derecho

Hay ciertos lideres que están totalmente convencidos que la autoridad, el control, el liderar, etc. es su derecho.  Ellos creen que han nacido para liderar, por ende, es para ellos un derecho.  Sin embargo, el liderazgo cristiano es un privilegio, no un derecho.  No es algo que uno naturalmente está equipado para asumir.  No es algo para el cual se puede ofrecerse como un voluntario.  Más bien, los líderes son llamados.  Pero aun ese llamado no es algo que merecemos, no es algo que ganamos, no es algo que compramos.  Es un regalo de la gracia soberana de Dios. Es Dios que escoge.  Es Dios que determina quien debe ser líder y quien no.  Por ende, nunca debemos tener una actitud de derecho, sino siempre de gratitud, de humildad, y de servicio a los demás. 

Peligro # 2 – Amar más el aplauso de la gente que la voluntad de Dios

Un fenómeno muy común en el mundo evangélico es el de los líderes estrellas.  O sea, hay ciertos pastores y personajes públicos entre los cristianos que son muy populares y que se tratan como héroes.  Pero más preocupante que este fenómeno es cuando los líderes cristianos viven para el aplauso de la gente más que para cumplir la voluntad de Dios cuán difícil que sea.  Un líder que ama el aplauso de la gente tiende a ser fluctuante, cambiando sus convicciones con cada viento que pasa.  No quiere ofender, no quiere corregir, y no le gusta compartir sus convicciones, a menos que la muchedumbre esté de acuerdo.  Entonces, el pastor va a ser legalista si su público desea un legalista.  Va a ser activista su esa es el deseo de su gente.  Va a ser flexible o rígido, fuerte o pasivo, ético o indiferente, todo dependiendo de la voluntad del pueblo que ese líder quiere agradar.

Peligro # 3 – Amar más el ministerio en si que al Dios que nos llamó al servicio

Este es un peligro bien sutil.  De hecho, por el nivel de entrega, la pasión de su trabajo, y el compromiso que demuestran parece que tienen un amor profundo para Dios y su iglesia.  No obstante, en muchos casos lo que parece ser un amor por Dios es realmente un amor por ellos mismos, por su reputación, por el éxito, y por lo que un ministerio fructífero les puede traer.  Aman al ministerio porque les trae popularidad y poder, reconocimiento y recompensa.  Lo triste es que Dios ve todo y sabe todo.  Como expresa Hebreos 4:13, no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.  Aunque los demás no distinguen entre un amor por el ministerio y un amor por Dios, Dios si.  Él sabe nuestras motivaciones perfectamente porque todo está manifiesta a su presencia.

Peligro # 4 – Mantener una vida pública piadosa pero una vida privada sucia

Qué pena sentimos cuando se revela que tal líder estaba viviendo en pecado y nadie sabía.  La verdad es que hay muchos líderes cristianos que no deben seguir en el ministerio porque están sosteniendo relaciones ilícitas o porque están esclavizados a cosas indebidas, o porque tienen un afán casi incontrolable para las cosas materiales, o porque están metidos en una vida de caracterizada por la flojera o el egoísmo o la hipocresía.  En el púlpito nada ve la realidad de sus vidas.  En la oficina todo parece en orden.  En las reuniones es un ejemplo de madurez.  Pero, su matrimonio es una farsa, su intimidad con Dios es superficial, y su integridad es una cascara sin substancia.  Desde afuera que bonito, pero desde adentro, que asco.  Y pocos se dan cuenta.

Peligro # 5 – Manipular a los que servimos para nuestros propósitos en vez de prepararlos y guiarlos para los propósitos de Dios

El liderazgo en América Latina es una fuente de poder.  Es decir, si uno es líder, por lo general, es respetado, honrado, y temido.  Hay muchos factores culturales detrás de esta estimación muy alta de los líderes.  Muchas veces la consecuencia es que los líderes existen en un nivel donde no hay una rendición de cuentas, donde el cuestionamiento no es permitido, y donde hay una tendencia de controlar a los que están bajo ese liderazgo.  Una consecuencia muy desafortunada es el hábito de manipular a los demás para asegurar que la voluntad del líder siempre se da.  Hay una variedad de técnicas que se usa para manipular, aun técnicas “espirituales.” Pero un líder que manipula no es un líder de verdad.  El verdadero líder es él que guía y la gente lo sigue.  Es él que prepara y la gente fortalecida crece y llega a ser lideres de otros.  El líder que manipula tiene muchos “discípulos”, pero en muchos casos no son pensantes, no son maduros, y no pueden vivir sin el “liderazgo” de su líder.

El liderazgo cristiano es una tarea difícil.  Se trata de un pecador seleccionado para guiar a otros pecadores.  Consiste en un discípulo tratando de ser ejemplo para otros discípulos.  La verdad es que es una tarea imposible, a menos que haya una dependencia total y viviente de Dios.  Como expresa 2 Corintios 3:5-6ª, no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto.

Lo que la iglesia de Cristo necesita son más líderes que reconocen que no son competentes por ellos mismos, sino que su competencia proviene de Dios.